QUÉ PASARÍA SÍ




Las sequías; la escasez de alimentos y por consiguiente el aumento de los mismos; el aumento de la problemática social por los constantes y masivos desplazamientos de comunidades en busca de sustento.


Colombia puede perder la oportunidad de ser un país estratégico en un mundo en que la carencia de recursos naturales será cada vez más grande. El Niño es una noticia mundial porque afecta todo el trópico, es decir, una de las principales despensas de comida del planeta. De hecho, la Nasa ha advertido que puede ser uno de los peores de la historia y que por eso “no importa donde usted viva, sentirá sus efectos”.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature muestra que las sequías han hecho perder el 10 por ciento de la producción mundial de alimentos como los cereales en los últimos 70 años. La cifra no es despreciable si se tiene en cuenta que hoy 800 millones de seres humanos padecen de hambre y que se calcula que, al ritmo que crece la humanidad, se necesitaría aumentar la producción de comida en un 60 por ciento para 2050.
Según el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, Colombia podría jugar un papel en ese reto, pero el mayor desafío será el manejo del agua para evitar que el país dependa de la producción extranjera. Hace 15 años Colombia exportaba más de lo que importaba (5 millones de toneladas contra 4,2 millones anuales); hoy esa cifra es al revés (4,2 millones contra 11 millones de toneladas).
La sequía ha aumentado esos efectos porque ha golpeado sobre todo a los campesinos que en el día no tienen agua para regar sus cultivos y en la noche no tienen con qué protegerlos de las fuertes heladas. Y los colombianos sienten esa situación, sumada a la trepada del dólar, en cada plato. Por ejemplo, gran parte del aumento de la inflación se debe a la falta de lluvias, pues en los alimentos este índice llegó al 10,85, lo cual fue definitivo para que la cifra total llegara al 6,7 por ciento al final del año.
Los impactos que la falta de agua tiene en la zona rural afectan variables macroeconómicas, pero golpean esencialmente a los campesinos, y así a la lucha contra la inequidad y la pobreza.